Alegoría del Verano, AESTAS, escrito aquí HESTAS. Mosaico de la villa romana de Las Tiendas (Mérida). Museo Nacional de Arte Romano. Mérida. Fuente: www.fotoviajero.com |
JULIO (ing.
July, fr. juillet, al. Juli, port. julho, gr.
Ιούλιος, estremeñu juliu, vasc. uztaila), y AGOSTO
(ing. August, fr. août, al. August / Ernte, port. agosto,
gr. Αύγουστος, estremeñu agostu / abostu, vasc. abuztua).
Meses respectivamente séptimo y octavo del año, y ambos con la máxima duración
de 31 días.
Gayo JULIO CÉSAR al frente de la Legión X. Fuente: www.emaze.com |
Procede
julio
del lat. Iūlius, nombre que recibió el mes en honor de C.
Iūlius
Caesar, JULIO CÉSAR, cónsul y general de la República de Roma hasta que una conjuración
–precisamente- republicana acabó en las idus
de marzo de 44 a.C. con sus aspiraciones de convertirse en dictador vitalicio
tras haber derrotado en contienda civil a su oponente Pompeyo, adalid del
partido senatorial o aristocrático. Recordemos que Julio César había nacido el
12 o el 13 de este mismo mes, y además había sido el promotor de, entre otras
cosas, una profunda reforma del calendario que, con las modificaciones
consagradas por el papa Gregorio XIII en 1582, ha llegado hasta nuestros días. Antes
de Julio César, el nombre romano del mes fue Quīntīlis, por ser el quinto mes del primitivo año que –recordemos-
se iniciaba en marzo.
Busto velado del emperador Augusto. Museo Nacional de Arte Romano. Mérida. Fuente: contenidos.educarex.es |
Por
su parte, el nombre del mes de agosto lo hemos recibido también de
otro destacado personaje histórico, sucesor del anterior en el gobierno de la
nave romana: proviene de Augustus, sobrenombre que viene a
significar lo mismo que “santo” o “sagrado” y que fue uno de los muchos títulos
honoríficos que recibió C. Octāvius Tūrīnus, OCTAVIO AUGUSTO, tras erigirse con el mando
supremo de Roma, derrotados sus rivales Marco Antonio y Cleopatra y cambiado su
nombre en C. Iūlius Caesar Octāviānus en recuerdo de su
antecesor Julio César, cuya memoria y legado reivindicaba. De modo que no quiso
Octavio ser menos que aquél, y por su parte le dio su propio nombre al mes que
antes se había llamado Sextīlis por haber sido el sexto de ese primitivo calendario romano
que se iniciaba en marzo; fue más allá Augusto, pues, en su afán de emular a su
predecesor Julio, cuyo julio tenía 31 días, estableció otros tantos para su
agosto, que hasta ese momento no tenía; he aquí la explicación de por qué julio y
agosto son los únicos meses seguidos con ese máximo de 31 días.
Son
julio y agosto el corazón del estío, los meses centrales del verano,
vacacionales por excelencia –en especial el segundo- y, por nuestras latitudes,
patrimonio del calor y la sequía: Julio caliente, quema al más valiente.
// Julio
normal, seca el manantial. // Agosto seca las fuentes, y septiembre se
lleva los puentes. // Ni en agosto caminar, ni en diciembre
navegar. // Julio y agosto, cada uno como el otro. El calor hace buscar
aguas, siestas y sombras, pero él mismo también hace madurar las frutas que
ayudan a mitigarlo: En agosto, sandía y melón buen refresco son. Calor nutricio que
asegura la buena cosecha de aceituna y uva: El sol de agosto cría aceite y
mosto. Los días, muy largos a principios de julio, ven progresivamente
acortarse su duración hasta finales de agosto, dando lugar ya en esta época –en
condiciones climatológicas normales,
no como las de este año- a noches más frescas: Agosto: por el día, fríe el
rostro; por la noche, frío en rostro.
Melones y sandías, frutas refrescantes del verano. Cultivo tradicional en estas cálidas tierras nuestras. Fuente: www.elmundo.es |
Astrológicamente,
las tres primeras semanas de julio pertenecen a Cáncer (el Cangrejo), la última de julio y las
tres primeras de agosto son dominio de Leo (el León), y la última de agosto contempla a Virgo (la Doncella). Los cielos despejados de
estos meses estivales nos permiten, llegada la noche y en zonas alejadas de la
contaminación lumínica propia de las áreas urbanas, disfrutar de un
espectacular tapiz estrellado las noches sin luna, o bien de una Luna de Agosto que –a decir y a cantar de
algunos- no tiene parangón con ninguna otra luna del año.
Luna llena de agosto sobre la Acrópolis de Atenas. Fuente: www.absolutgrecia.com |
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