La vida imaginaria es una novela con
la que Mara Torres, escritora bien conocida por presentar la 2 Noticias y que fue
finalista al premio Planeta en 2012.
Este es un libro entretenido y de
lectura fluida, fácil, que cabalga entre la realidad y la ficción,
porque justamente nuestra vida es eso :sumas de cruda realidad y
dosis de imaginación y mundos ficticios que creamos para refugiar
nuestros sueños y que no se mueran de frío.
«La
vida es una mierda. Que yo no digo siempre, digo ahora. Que yo no
digo que la vida sea una mierda desde que nací, yo digo estos días,
estas semanas, estos meses.»
No
queremos ponernos pesimistas pero este es el comienzo de la novela.
Las palabras de Nata (que no es la
abreviación de Natalia, como podría pensarse, sino de Fortunata) a
la que su novio Beto ha dejado tras abandonar el piso en el que
vivían juntos para tomarse un tiempo y respirar.
Nata,
sorprendidísima y extrañada, por esta reacción de Beto, no digiere
la ruptura (no sabemos si momentánea o definitiva) y poco a poco va
asistiendo al desmoronamiento de su entorno.
A pesar
de las tristezas y la amargura, de la incomprensión de lo sucedido,
el ritmo de los días continúa: el trabajo, las conversaciones con
sus buenos amigos, las manifestaciones en contra de lo que cree
injusto (pues parece una mujer con muchos valores, comprometida con
la actualidad de su tiempo) las excursiones a la montaña, las
salidas nocturnas con resacas…
Pero en
este devenir, notamos que Nata no está bien pues asistimos de su
mano a las alucinaciones que sufre, donde siempre se aparece Beto,
hablándole de manera tan cercana, que dudamos a veces si es su
imaginación o es que en verdad él ha regresado al hogar de nuevo.
Nuestra
vida imaginaria puede a veces enriquecernos, puede servir de desahogo
a la rutina en la que nos instalamos o puede valernos para canalizar
nuestras emociones, nuestras explosiones e incluso, en ocasiones,
convertir todo esto en arte. El problema surge cuando cuando esta
mundo imaginario se nos presenta de manera insistente, se hace tan
vívido e impertinente que nos impide avanzar en nuestro ritmo
diario. Y esto es lo que acaba sucediéndole a Nata, que su vida
imaginaria se hace tan real que solapa su acción, su persona y su
estima y le impide rehacer su vida y continuar con sus proyectos.
Porque
aunque su alucinación la mantenga aletargada el mundo sigue girando:
la crisis en España devora a una buena parte de la población, la
desconfianza en los políticos se acentúa, su puesto de trabajo
peligra por un ERE, alguna amiga sufre también el descalabro de su
relación sentimental y un posible nuevo amor llama a las puertas de
su vida.
Y Nata
puede seguir sumida en esos pensamientos fantasiosos o puede decidir
buscar ayuda y reaccionar; aceptar, de una vez por todas, que Beto ya
no está con ella y nada es como era.
Es un
libro interesante, con una prosa dinámica, fresca y sencilla que en
primera persona, a modo confesional, nos hace sumergirnos con la
protagonista en los abismos del dolor e identificarnos con ella de
manera casi catártica.
Recomendable
si buscas pasar un rato entretenido y si estás dispuesto a surfear
entre la maraña de recuerdos, pensamientos y ficciones de esta joven
mujer que está intentando asimilar algo que también podrías estar
viviendo tú.
No es
una novela profunda o trascendente, es simplemente un viaje ameno,
y nada
dramático, en un bote recién inventado para navegar por nuestra
realidad mientras la actualidad sigue lloviéndonos.
Mónica
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